Sara mi profesora de historia

Esta dama profesora mía en estos años casada desde hace quince años sin hijos, hasta ahora. Es no era una mujer atractiva. Baja de estatura, con algunos kilos de más que de seguro a cualquier hombre no llamaría para nada la atención, sin embargo escuchando siempre a mi amante Vanessa quejarse de la calentura de su amiga, debo reconocer que siempre me causo algo de calentura la señora profesora de historia, y más imaginándola que yo la embarazaba, era una de mis fantasías ocultas que a nadie comentaba, las cosas que ella hacía para excitarse, que me comentaba Vanessa, me llevaron hasta soñar con tener sexo con esa mujer.

Esa tarde que ingresé a casa de don Emil ahí estaba Sara la mujer que deseaba poseer y dejar preñada, Vanessa me guiña un ojo cuando llegó y no se en que momentos desaparece dejándonos a ambos solos, Sara me mira y dice Vanessa me dice que vienes varias veces a esta casa en el mes, y que ella debe tranquilizarte porque eres un lobo hambriento…, al escucharla salto y me instalo a su lado…, para comenzar a besarnos y tocarnos desesperadamente. Mi mano se metió bajo su vestido, encontrándome con su calzón mojado, corriéndolo hacia un lado y encontrarme con una concha peluda, estilando en deseos. Sin problemas tres de mis dedos se metieron ahí, para comenzar a masturbarla, mientras que ella echando su cuello hacia atrás separaba sus piernas para que la tocara a mis anchas. Se saca sus calzones y se coloca apoyada en el brazo del sofá, en 90º esperando mi penetración. Le levante el vestido y manoseándole el culo, le separé los muslos, buscando al entrada a su sexo para metérsela sin contemplaciones. La profesora gemía de placer y echaba el culo hacia atrás para que mi verga llegara hasta lo más profundo de su ser.

En verdad lo tienes inmenso reclama, hazlo con cuidado o mi marido sospechará, mientras tanto la vagina era ocupada por mi pene bruscamente, como se agito revolviéndose angustiada por la entrada de mi pene hasta su matriz, despacio me dice, la mecía suavemente clavándole mi pene, se lo saque y la dí vuelta penetrándole su vagina al tiempo que abría sus piernas alrededor de mi cintura, plácidamente la embutía una tras otra vez de pronto ella se contrae y busca aire más allá de nuestros sofá y contrayéndose entera me entrega sus líquidos de espasmo con la llegada de sus orgasmos, entre gemidos de pasión.

Tú ahora dice lléname de líquidos seminales mis entrañas deseo un hijo, por favor… hazme un hijo… préñame…, y abrazándome deja caer su cabeza hacia atrás y se entrega golosa a los placeres del coito… media hora de susurros, gemidos y de dolor y placer mientras la cubría abandonándose entre sus brazos… inmediatamente siento un hormigueo en mis testículos que me anuncia la eyaculación de estos, expulsé en esa matriz que estaba deseosa de mis espermas gran cantidad de semen más parecían ríos de leche vaciándome en esa matriz, Sara al sentir esas punzadas que le producía mis eyaculaciones en su útero comenzó nuevamente a contraerse con otro orgasmo que acompañó con sonoros lamentos y gimoteos, susurrándome, eso es caliente tu leche, eso quiero más, préñame, soy tuya… si me embarazas seré tuya para toda la vida…, luego me abraza y besa con desesperación en el clímax de sus orgasmos.

Más tranquilos después de nuestra grandiosa disputa sexual nos acariciamos Sara me dice, esto debemos mantenerlo en secreto me perjudicaría si se sabe que me entregue a un estudiante y tú me colaboraras callando ¿verdad? Me acaricia y me entrega diferentes recomendaciones para que en una nueva entrega las tenga en cuenta.

Vienen las vacaciones de verano y mis padres me llevan de vacaciones donde sus familias en el norte vuelvo luego de casi 45 días de ausencia, venía desesperado de estar junto a mis mujeres maduras deseaba mejor dicho especulaba estar en los brazos de Vanessa y con Sara.

Mi primer encuentro fue con Sara. Esta mujer no muy atractiva. Baja de estatura, con algunos kilos de más, su castaño pelo largo, sus ojos apasionados me lleva a su domicilio resguardándose que nadie la viera cuando entramos a su casa. Una vez dentro de esta me abraza y besa con verdadera pasión diciéndome, semental mío, mi machito, mi amo y dueño de este cuerpo…, estoy embarazada de tus espermios me cubriste bien en la ocasión anterior y ambos seremos papas de un bebé y como te prometí soy tuya para siempre cuando desees seré tu hembra copularas conmigo cuando gustes nada te limitaré solo te pido prudencia y garantía de silencio de este secreto… besándome. Por supuesto esa conversación termino en la cama matrimonial donde ella era embestida por su marido en las noches y desde ahora sería arremetida en el día por este macho su nuevo dueño, amo y señor. Media hora estuve empotrándola y no me basto una irrigada de mi leche en su útero sino dos para tranquilizarme, ella dispuesta a todo me decía, vienes desesperado mi potro, dame duro soy tu hembra, soy tu mujer, úntame con tu leche caliente después de este bebé tendremos otro… me ayudaras ¿verdad?.

Que felicidad había vuelto a mis andanzas en mis posesiones y mis dos hembras maduras conquistadas me recordaban y me necesitaban… me lo demostró Sara ayer y hoy busco a Vanessa la esposa de mi profesor y esta me recibe como si recibiera a su marido, me abraza, me besa, me acaricia y refriega contra mi cuerpo deseándome y gimiéndome suavemente en mis oídos mientras me susurraba en ellos porque me tenías arrinconada, sabes que no puedo vivir sin probar las delicias que me otorga tu pene… ven dice llevándome a su dormitorio en donde en la cama sin hacer todavía ella había compartido ese lecho con su marido esa noche y ahora en el día lo comportaría conmigo meneándose y descargándose de sus impaciencias carnales apasionadas, mientras se aflige y protesta cada penetración mía en sus entrañas sensuales gozándolas y satisfaciéndose. Como se sacude y ondula en la cama con mi miembro maltratándola en su vagina esta dama una delgada, alta bien proporcionada hembra que podía buscar otro macho, me era fiel y me esperaba para hacer cornudo a su marido con mi miembro penetrándola entre sus piernas.

Jugaba unos minutos rondando su vulva con mi pene, embestí luego con fuerza, mi miembro en su vagina, entró deslizándose y encajando perfectamente, estaba mojadísima, como nunca lo había estado.

La estuve embistiendo fuertemente alternando con salir y entrar en su vulva sin profanar su vagina. La última vez que lo hice, me empujé para abajo Vanessa con fuerza para que entrara, lo que este pene hizo sin dificultad, y entonces comencé muy deprisa durante unos minutos de gozarla y ella me acompañaba mis movimientos desesperada. No pudiendo contener un grito fuerte que a mí no me importó, entonces él empezó a retorcerse con sus espasmos que llegaban con sus orgasmos de placer. Ella ya estaba temblorosa, y me dice… riégame con tu leche riégame, mientras continuaba copulándola con mi miembro. Esta entraba y salía dándole nuevo placer, gritando tan fuerte que debió oírse a calles de distancias sus clamores, tuvo un nuevo orgasmo de placer y después de cinco minutos más, vacié mi pene en ella , la vuelta y veía su cara contraída por los espasmos del placer, notando mis chorro fluir por sus muslos y por su culo. Después se quedó tumbado en la cama, acariciándome y me comentó que no se lo dijera a nadie que no nos hacía bien a nadie, pero yo era su mejor amante y era su macho y semental favorito.

Hoy cumplo mis 18 años y soy un mayor ante la ley, ja…,ja, la he pasado tan bien en esta pubertad, espero que mi mayoría de edad sea mejor.